El sonido de la "Navidad Negra" a través del soul, el góspel y el pop
La Navidad es una de las épocas del año en que la música sigue teniendo un papel primordial, de los pocos momentos del año en que alguna gente no tiene vergüenza a la hora de entonar alguna canción. Muchas de las melodías que forman la banda sonora navideña de medio mundo están ligadas a la cultura afroestadounidense: desde los melancólicos amantes del soul que esperan el reencuentro por Navidad hasta las temáticas cristianas propias del góspel. Se mezclan constantemente la tradición espiritual y con un hiperconsumismo desmesurado. Aquí vamos a viajar por algunos clásicos de la “Navidad negra”.
En las comunidades afroamericanas de los Estados Unidos la Navidad estuvo marcada por dos situaciones: las tradiciones religiosas protestantes y la pobreza. La mismísima Eartha Kitt, procedente de Carolina del Norte, no había visto nieve o árboles navideños hasta que pisó Nueva York en 1936. Ese mismo año recibió su primera muñeca. Con los años Eartha se convertiría en una de las estrellas cinematográficas afroamericanas más reconocidas, triunfando en 1953 con la canción “Santa Baby”. Años antes, Mabel Scott había conseguido entrar en las listas de ventas con “Boogie Woogie Santa Claus” (1948). Su grabación de la canción quedó olvidada después de sonar en la voz de Patti Page en 1950, siguiendo la estela de otras estrellas blancas que brillaban cada Navidad, entre las que sobresalían Bing Crosby y Judy Garland. Durante la década de los 50s se creó toda una industria musical relacionada con la Navidad donde poco a poco los artistas afroamericanos iban marcando la diferencia. Será a principios de los 60s cuando definitivamente la música afroamericana se integre en el hit parade.
Tiempos de amor y melancolía
El primer producto musical navideño con un sonido afroamericano que logre trascender las generaciones llegó a finales del verano de 1963. Phil Spector juntó a algunos de los grupos con los que solía trabajar: las Ronettes, las Crystals, Bob B. Soxx & the Blue Jeans y Darlene Love. El objetivo era crear A Christmas Gift to You from Phil Spector (1963), una mezcolanza de canciones navideñas tradicionales filtradas por su especial sonido a medio camino entre el rock’n’roll y el pop.
Spector sentía especial aprecio por la música navideña y obligó a su equipo a realizar a un duro trabajo de grabación durante seis semanas sin descansos. A los pocos días del lanzamiento, Estados Unidos se paralizó con el asesinato del presidente John F. Kennedy. Quizá aquel triste suceso y el auge de la invasión musical británica hicieron que el optimista producto de Spector no triunfase en las listas de ventas.
La única canción inédita que incluía el álbum se convirtió en la vencedora entre el público con el paso de los años: “Christmas (Baby Please, Come Home)”, interpretada por Darlene Love. Originalmente, la canción se compuso para que la cantase Ronnie Spector, de las Ronettes, pero su falta de energía llevó a que la sustituyese Darlene, cuya recia voz creció al abrigo del góspel. La cantante californiana que rellenó con su voz en los coros las canciones de Frank Sinatra, Elvis Presley, Dionne Warwick o Tom Jones, y que lideró girl groups como las Blossoms, a finales de los 70s se encontró en la ruina y se vio obligada a trabajar como limpiadora. Sólo le quedaba un Mercedes Benz que no podía siquiera utilizar para no levantar sospechas sobre su pasado. Ya nadie se acordaba de Darlene Love. Ahora sólo era la asistenta, Darlene Mitchell. Llegada la Navidad escucho mientras limpiaba su propia voz en la radio cantando la canción que grabó para Spector: “I wanted to throw my dust rags up in the air and shout, ‘Hey, that’s me’. But I couldn’t. Because in so many ways it wasn’t me anymore”. A mediados de los 80s Darlene regresó a los escenarios y poco a poco a ido cobrando presencia como un auténtico mito vivo. En septiembre de 2015 ha lanzado Introducing Darlene Love, donde demuestra su poder vocal actual con un repertorio bien elegido, donde podemos escuchar composiciones de Linda Perry, Elvis Costello, Bruce Springsteen y Walter Hawkins. Unida siempre a su éxito navideño, próximamente Darlene Love encabezará la programación navideña del neoyorkino B.B. King Blues Club.
La navidad de 1963 no contó sólo con el álbum de Phil Spector, sino que estuvo plagada de singles salidos de voces afroamericanas. Carla Thomas, quien entró al mercado unos años antes de la mano de su padre, Rufus Thomas, con su “Gee Whiz (Look At His Eyes)” (1960), jugaba con una fórmula mucho más festiva en “Gee Whiz, It’s Christmas” (1963), el B-side de “All I Want For Christmas Is You” (1963). Otros que ese mismo año se lanzaron al mercado navideño fueron Sammy Davis Jr., Nancy Wilson y Brook Benton, con un sonido bastante dulzón y más cercanos a las corrientes del easy listening y el jazz de éxitos anteriores de Amos Milburn o el King Cole Trio. Apareció también en ese momento “Christmas Celebration” (1963) de B.B. King, siguiendo la línea del “blues navideño” que Lowell Fulton grabó en 1950 “Lonesome Christmas”, y que volvería a las listas de ventas en 1964. También se sacó del cajón una canción a medio camino entre el sonido navideño refinado de Ella Fitzgerald y el olor a soul primerizo de The Orioles: “Kissin’ By The Mistletoe” (1961) de Aretha Franklin. La canción había sido producida por Cliff Snyders para el álbum We Wish You The Merriest. An All-Star Christmas (1961) con estrellas de Columbia Records como Doris Day, Johnny Cash y Frankie Laine; pero no sería hasta 1963 cuando se empezó a escuchar en las radios.
Motown Christmas
Desde que en 1959 Berry Gordy Jr. generó Tamla-Motown no hubo un hit navideño hasta que The Supremes lanzaron el single “Children’s Christmas Song” (1965), parte del álbum Merry Christmas (1965). El estribillo recurría a un coro infantil formado por los hijos del fundador de Berry Gordy y Chico Ross, hermano menor de Diana Ross. Durante la promoción de este disco, que las llevó en la Navidad de 1965 por todo Estados Unidos, Diana Ross terminó completamente exhausta, hasta el punto de desmayarse durante un concierto en Boston. La música navideña había marcado la historia del trío desde sus orígenes: Milton Jenkins había creado un grupo con tres muchachos que habían llegado a Detroit desde Alabama, The Primes, y necesitaba unas coristas. Por esa época Jenkins salía con Maxine Ballard, quien le dijo que su hermana de quince años tenía una voz impresionante, especialmente cuando cantaba “Silent Night”. Con aquella canción Florence Ballard fue el germen de The Primettes, sumando al poco a su amiga Mary Wilson -a quien había escuchado cantar un lírico “Ave Maria” en el coro de la iglesia-, quien haría lo mismo con su compañera de colegio, Diana Ross. En 1962, cuando Berry Gordy hizo regalos navideños a sus artistas entregó unos transistores a The Supremes, mientras que a The Marvelettes les hizo llegar anillos de diamantes. En pocos años todos los alagos serían para Diana y nadie más.
Otra de las canciones que grabaron The Supremes fue “The Little Drummer Boy” (1965)-conocida en español como “El Tamborilero”-, compuesta por Katherine K. Davis en 1941 basándose en melodías checas para que la aprendiesen sus alumnos más pequeños. Desde entonces se ha convertido en uno de los himnos navideños globales, habiendo pasado por las manos de artistas como Gladys Knight, Whitney Houston, Mariah Carey, Mary J. Blige, Josh Groban o Raphael. También grabó su propia versión Stevie Wonder para Someday at Christmas (1967), un álbum donde incluye versiones de clásicos como el “Ave Maria” de Franz Schubert y “The Christmas Song” de Mel Tormé, además de composiciones nuevas como “What Christmas Mean To Me”. Es uno de los discos más ligeros y comerciales de Wonder, pero ya aparecen algunos contenidos de carga social en algunas de las canciones: “Someday at Christmas there’ll be no wars, when we have learned what Christmas is for”.
En 1970 cantarían estas mismas palabras los Jackson 5, aunque su verdadero hit navideño sería mucho menos trascendental en su contenido: “I Saw Mommy Kissing Santa Claus”. La canción había sido compuesta para Jimmy Boyd, de sólo diez años, en 1952. En la grabación de los Jackson, Michael cuenta a sus hermanos el sorprendente suceso, mientras que ellos, entre risas, ocultan la verdadera identidad de Santa Claus. Prácticamente todas las estrellas de la factoría Motown pasaron por los repertorios navideños: Smokey Robinson & the Miracles, The Temptations, Four Tops, o más recientemente Boyz II Men, Brian McKnight e India.Arie.
Regreso a los Orígenes
Una de las últimas apuestas fuertes del sello Motown Gospel juntando a gran parte de los artistas de su cartera fue Motown Christmas (2014). Un álbum que goza de una elaboración bastante alta, algo difícil de encontrar en muchos proyectos navideños debido a su carácter expresamente comercial. Destaca un mash-up entre “Go Tell It On The Mountain” y “Ain’t No Mountain High Enough” en las voces de Anita Wilson y Gregory Porter, así como versiones fuera de lo común que repelen el machacón sonido de campanillas y trineos, especialmente “Angels We Have Heard On High” de Kierra Sheard y Chrisette Michele. Este último proyecto navideño de Motown en la línea del góspel, intenta combinar la comercialidad inevitable ligada a la Navidad con una vuelta a los orígenes de la fiesta, re-cristianizando la celebración. Prácticamente todas las canciones forman parte del repertorio de carols navideños.
En el mundo anglosajón el carol un grupo de canciones festivas, habitualmente de carácter religioso pero no conectadas directamente con la liturgia sino al ámbito popular. Estas músicas, no sólo propias de la Navidad, tuvieron su edad dorada durante la baja medievalidad de los siglos XII-XV. Esta música formó parte de los misterios teatralizados y de prácticas coreográficas. Con la Reforma Protestante y con el avance del Puritanismo y el Calvinismo durante el Interregno Inglés (1649-1660), poco a poco se excluyeron estas músicas del ámbito religioso por creerse que no se centraban exclusivamente en temáticas cristológicas. Hubo que esperar a que durante la Era Victoriana (1837-1901) se diesen una serie de revivals medievalistas para que el carol volviese a tener notoriedad. A finales del siglo XIX empezó a fusionarse con los himnos protestantes que se habían usado en su lugar durante centurias. A esta tradición anglosajona le debemos melodías navideñas tan conocidas como “Joy To The World”, “O Come All Ye Faithful (Adestes Fideles)”, “Hark! The Herald Angels Sing”, “Away In a Manger” y “O Little Town of Bethlehem”.
Estas tradiciones musicales anglosajonas se exportaron a las colonias norteamericanas y terminarían por formar parte del sustrato sobre el que nacen las músicas afroestadounidenses. Los himnos y los carols fueron una de las fuentes para la creación del negro spiritual, en cuyos repertorios encontramos también canciones tradicionales que se ligan a la época navideña, como “Go Tell It On The Mountain” o “Children, Go Where I Send Thee”. La industria de la música góspel afroamericana explotó desde temprano estas músicas. La primera en tener repercusión comercial fue Mahalia Jackson con su segundo álbum en Columbia, Sweet Little Jesus Boy (1955). La canción que daba tema al disco había sido compuesta en 1932 por Robert MacGimsey tras asistir a la iglesia en la noche de Navidad y ver a un grupo de gente borracha por las calles en su vuelta a casa. Ya en su apartamento de una sola habitación decidió componer “Sweet Little Jesus Boy” para recordar el origen de la festividad. En la fotografía que acompañaba al vinilo de 1955, Mahalia aparecía rodeada de niños, denotando una parte también esencial del espíritu navideño. Será a los niños a quien invite a cantar en Come On Children, Let’s Sing (1960). En este álbum hay que destacar principalmente una canción que Mahalia solía cantar a los niños para que ellos la repitiesen: “Brown Baby”, una composición que Oscar Brown Jr. empezó a cantar a su hijo recién nacido unos meses antes de que Jackson decidiese grabarla. En 1961 la canción fue entendida como un himno radical de empoderamiento afroamericano y decidieron no hacerla sonar: “As years go by I want you to go with your head up high, I want you to live by the justice code, and I want you to walk down freímos road. You little brown baby…”. La discográfica Columbia produjo algunas reediciones de canciones navideñas de Mahalia que gozaron cada vez de más éxito, especialmente Songs For Christmas. Silent Night (1962), un álbum que llegó a toda Europa, incluyendo España.
Pionera en la recuperación de repertorios navideños afroamericanos fue Odetta con su Christmas Spiritual (1960), donde ya en la contraportada del álbum se avisaba a los compradores de que allí no se encontrarían ni a Santa Claus, ni renos, ni muérdago. La propia Odetta se consideraba a sí misma más como una historiadora que como una cantante: “The distrito of the history was phenomenal. When we did the Christmas Spirituals récords, it was a time to make the point that there are things outside of what we’ve been told and taught”. Entre los creadores de los primeros sonidos góspel, alejados del folk de Odetta, podemos encontrarnos a Clara Ward & The Famous Ward Singers con A Merry Christmas (1961), los Soul Stirrers grabando “Christmas Joy” (1965) o The Edwin Hawkins Singers justo en pleno éxito de “Oh Happy Day” lanzando el álbum navideño Blowin’ in the Wind (1969).